miércoles, 20 de octubre de 2010

de Fernando Bonatto KAFKA Y LA FURIA

KAFKA Y LA FURIA

Al encontrarme luego de muchísimo tiempo con Federico José Correa, me acordé inmediatamente de la paliza que le pegó a Gastón Rodríguez Núñez.
Lo reconocí a pesar del pelo blanco y la vigorosa panza que soltaba botones de su camisa mientras tomaba Cerveza en La Modelo, casi como si nada hubiera pasado en los cuarenta años transcurridos desde la última vez que nos vimos.
Lo saludé e inmediatamente me invitó a sentarme con un ¡que alegrón hermano! Me parecía verlo aquella tarde cuando, sobresaltando a Carniquicho que dormía su siesta perruna en la esquina de la París, le pegó una trompada en la cara a Gastón de manera tal que saltaron sus lentes por el suelo, le empezó a sacudir de las solapas de un lado para el otro como si fuera un pelele mientras gritaba una y otra vez –yo no soy un Joseph K pedazo de alcahuete.
Gastón casi no se defendía y cuando Federico dejó de pegar, acomodando sus ropas Gastón masculló ya vas a ver con Simón Polito ya vas a ver. Esa amenaza enfureció a Federico de tal manera que le volvió a pegar y no paró hasta que le contuvimos. Al separarse, Federico le gritó en la cara algo que nos hizo pensar que se había vuelto loco- No me mires que no soy un libro de esos que lees nada más para ver si hay algo peligroso.
Nos tuvimos que ir porque alguien ante el tumulto había llamado a la Primera y la policía estaba en camino.

A pocos días de la pelea, recuerdo haberme encontrado con Federico en El Tirol, estaba como hoy tomando cerveza y en compañía de Kathy a la que todos le teníamos hambre, le pregunté que le había pasado con Gastón, apenas señalando a Kathy de manera que me fuera me dijo- tenés que leer a Kafka yo no quiero terminar en la Colonia Penitenciaria
Aparte de darme cuenta que quería estar solo con Kathy, no entendí nada acerca de lo que quiso decir.
No nos volvimos a ver, supe que se había ido a trabajar a Buenos Aires y más tarde al interior de la Provincia, luego paso lo sabido, se multiplicaron los Gastones, Simones y Bufones y las discusiones bajo los tilos en las cervecerías, acerca de Freud, Marx, Kafka o Ingmar Bergamnn dejaron paso a una brutalidad explícita cuyas marcas aun sufrimos.


Conversamos un rato de tiempos idos y venidos, yo sabía que Federico se había radicado en otra ciudad .Vine por un trámite me dijo señalando la carpeta .Un trámite para saldar viejas deudas conmigo mismo.
Sonrío con la misma sonrisa de siempre y me preguntó.
- ¿vos querés saber porque le pegué aquel día a Gastón Rodríguez Núñez?
Contesté que sí, que cada vez que lo recordaba o me encontraba con algún amigo común y se mencionaba su nombre, esa tarde en que le había roto la cara a Gastón Rodríguez Núñez era una referencia ineludible.

-Sucede que la mañana de ese día al despertar, pensé que hacer con las cucarachas que acosaban mis pies al ir al baño e inmediatamente recordé a Gregorio Samsa,decidí ir a la ferretería La Argentina que estaba en Diagonal 80 ¿te acordás? a comprar cucarachicida y así andaba, pensando en Kafka y las cucarachas, en El Proceso y en el cuento Ante La Ley, en ese momento me encontré con Eduardo Lumpeti , me dice que tenga cuidado que Gastón, que trabajaba a las ordenes de Simón Polito justo acá enfrente donde funcionaba entonces el Servicio de Informaciones de la Policía.
- Recuerdo, por eso al poco tiempo dejamos de venir a esta cervecería.

-Me lo imaginé ,la cuestión es que acá ,Gastón y Simón eran ayudantes del Cura Bufón que filtraba libros peligrosos entre otras cosas, Lumpeti me cuenta entonces que me habían hecho una ficha, que me había fichado.
Al principio no lo pude creer, no entendía el tema de la ficha y que implicaba la confección de la misma, que clase de acusación o problema me podría acarrear, Lumpeti solo me dijo – es un problema grande y lo dijo con cara de preocupación, aunque como para tranquilizarme afirmó que de todas maneras estábamos todos fichados que en definitiva el tiempo resolvía todo.

Me fui dando manija y manija, fichado porqué carajo, porqué me iba diciendo, de que carajo me va acusar el puto de mierda ese el y el otro sorete de Simón que es chorro de cuarta, que carajo saben de libros esos pelotudos si apenas leen el Patoruzito.Y ahí mismo en 7 y 49 me lo cruce a Gastón y ahí mismo lo cague a palos.
¿Querés saber más? Hoy y quizás porque en la vida nada es casual y por algo nos encontramos después de cuarenta años, acá enfrente ,donde estaba el Servicio de Informaciones de la Policía hoy funciona una dependencia de la Secretaria de Derechos Humanos y si lo pedís te dan el prontuario que te levantaron los tipos aquellos.
Acá esta la ficha que me hizo aquel sorete, es la deuda que vine a saldar.
Agitador disolvente así me habían clasificado, como si fuera un producto de limpieza ¿te das cuenta? y estos descerebrados nos ganaron, más adelante agregaron otros cargos, uno más ridículo que el otro.
Tomo la carpeta y fue hasta un canasto para residuos y tiró la carpeta en el mismo.
La basura a la basura dijo.
Se despidió con un abrazo mientras me decía tenés que leer a Kafka , ah me olvidaba, los polvos con Kathy fueron los mejores de mi vida.

http://poesiayramosgenerales.blogspot.com

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